La recolección de materiales como práctica principal
Por Jesús Camilo:
"Un foco de Contaminación Ambiental y de los recursos Naturales"; así describe la profesora Rosa Midian Tejeda el vertedero de Duquesa, ubicado en el Municipio Santo Domingo Norte, a unos 13 kilómetros aproximadamente del Distrito Nacional, el cual lleva más de 12 años operando en terrenos que antes eran propiedad del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), hoy propiedad del Ayuntamiento Santo Domingo Norte.
Antes de iniciarse el funcionamiento del vertedero, ya había sido fundado muy próximo a éste, el Batey Duquesa quien le da origen al nombre del inmenso "basurero"; el cual fue habitado por inmigrantes haitianos que llegaron al país de forma ilegal, mientras otros habían sido traídos por el CEA, donde posteriormente serían utilizados en la "zafra" del corte de caña.
El gerente de operaciones del vertedero, Max Da Silva Mendoza explica que el mismo opera quince horas diarias donde reciben alrededor de cuatrocientos camiones recolectores de desechos sólidos que depositan unas 3 mil ochocientas toneladas de basura al día, lo que equivale a un millón 100 mil toneladas al año.
"La mayor parte de estos desechos depositados aquí, son provenientes de Los Alcarrizos, Pantoja y Pedro Brand, por esta razón a esos ayuntamientos es que nosotros tenemos que rendirle cuenta", agregó.
Según Da Silva, decenas de personas de los denominados "buzos", tanto hombres como mujeres utilizan el vertedero como un medio de obtención de recursos para sus sustentos ignorando el peligro que les asecha y el riesgo a que se exponen de donde recolectan materiales como: hierro, cobre, aluminio, botellas, plásticos y cartón para luego venderlos y recaudar entre 300 y 400 pesos por día.
Es el caso del joven Julio César Luis de 22 años de edad, quien comenta que lleva alrededor de 6 años dedicado exclusivamente a la recolección de materiales plásticos y que luego de obtener una buena cantidad lo vende a tres y a cuatro pesos la libra, por lo que dice que le es suficiente para mantener a su esposa y sus dos niños. Al preguntársele por su estado de salud, éste contestó sonriente "en el tiempo que llevo en esta labor, nunca me he enfermado, me puede dar gripe, pero creo que como puedo enfermarme es si salgo de aquí" aseguró.
Los llamados "buzos" que frecuentan este lugar, al parecer exhiben condiciones saludables, como lo explica el niño José Miguel de 12 años de edad, quien cursa el cuarto de primaría y dice "me siento bien de salud, gracias a Dios, aquí yo no me he enfermado todavía". Recuerda que cuando inicio su jornada como buzo, decenas de niños junto a él también lo hacían, pero que hoy día las autoridades del vertedero le prohíben su entrada allí como medida de protección, por lo que han tenido que conformarse con buscársela en los alrededores de éste.
Con rostro de tristeza y angustia, la maestra Minan Tejeda quien lleva nueve años impartiendo docencia en el Batey Duquesa, cuenta las penurias y calamidades por las que atraviesa esta pequeña comunidad, donde habitan actualmente alrededor de 120 familias.
"Nosotros contamos con una escuelita de tres aulas y con cuatro maestros, donde tenemos que impartirle clases a 175 niños en diferentes horarios. En el plantel tenemos niños sobre edad debido a la marginalidad y precariedad del mismo", manifestó.
Según Tejeda, decenas de niños sólo llegan al quinto curso de la primaria y cita algunos casos, como son el de adolescentes que se han casado a la edad de trece años debido a la falta de tutoría por parte de sus padres. Como se pudo comprobar, esta humilde comunidad no cuenta con un centro asistencia de salud, sólo existía una especie de clínica móvil albergada en una ambulancia que se usaba para tales fines, la cual luce hoy abandonada y destartalada.
Cuenta que cuatro años atrás se había desatado un brote de epidemias en los niños como hongos, bacterias y manchas en la piel, debido a que algunos de ellos realizan la labor de “Buzos”, adquiriendo las enfermedades durante la recolección de plásticos y metales para comercializarlos.
Esas enfermedades posteriormente se la transmitían a sus compañeros de Aulas, lo que propicio la expansión de la epidemia en el Plantel, contribuyendo a esto también, un basurero improvisado que existía en los alrededores de la escuela, el cual tuvo que intervenir Salud Pública para su prohibición.
Y como es notorio, los moradores del “Batey Duquesa” dicen estar abandonado a su suerte por las autoridades, quienes esperan que el gobierno lo tome en cuenta y se haga eco de sus peticiones a fin de mejorar su calidad de vida.
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